Sarampión

Aunque el sarampión es una enfermedad que se consideraba erradicada en algunos países, la situación está cambiando de nuevo. Según datos de las de la OMS, en este pasado invierno se han detectado 500 nuevos casos en Europa, una de las zonas en la que se habían reducido mucho el número de casos.
De los 53 países que forman parte de Europa, 2/3 han interrumpido la transmisión endémica del sarampión, pero en 14 países se sigue transmitiendo de forma endémica. De ellos, en los que se detectan mayor cantidad de casos es en Italia y Rumanía.

Pero, ¿qué es el sarampión? Pues es una enfermedad infecciosa producida por un virus, de la familia de los paramixovirus.
Su forma de transmisión es a través de la vía aérea (por secreciones procedentes de la nariz o boca de la persona enferma) y del contacto directo.
Se puede contagiar desde 1-2 días antes del comienzo de la fiebre hasta 4 días después de la aparición de la erupción. Desde el contagio hasta la aparición de los primeros síntomas puede transcurrir de 7 a 14 días.

Y, ¿qué síntomas le acompañan? Su comienzo es similar a un cuadro catarral (mucosidad nasal, tos, malestar general, inapetencia y ojos rojos, incluso puede presentarse conjuntivitis) con fiebre alta durante los dos primeros días. También puede darse fotofobia y edema en los párpados.

Las alteraciones producidas en ojos, nariz y boca pueden dar un aspecto de abotargamiento, conocido como "facies sarampionosa" y formaría parte de la fase más contagiosa de la enfermedad.

Un síntoma específico de esta enfermedad es la aparición de las "manchas de Koplik", unos puntos blancos (como granos de sal), que salen en la cara interna de los carrillos, y aparecen 2 días antes de la erupción en piel, aunque permanecen durante poco tiempo.

Tras  3-4 días del comienzo de la fiebre, aparece la erupción en la piel. Se caracteriza por su color rojo violáceo, de aspecto parcheado, no cubriendo la piel en su totalidad. Comienzan a aparecer en la cabeza, por detrás de las orejas y se extiende hasta las plantas de los pies. A los 4-6 días se vuelven más pálidas, dejando una descamación en la piel.

La recuperación total se da a los 7-10 días de la aparición del exantema, aunque los últimos síntomas en desaparecer son la tos y la bronquitis.

Sus complicaciones más frecuentes son otitis media, neumonía y diarrea. En raras ocasiones puede producir encefalitis aguda y panencefalitis esclerosante subaguda.

Entre las medidas indicadas para su tratamiento, se incluye el aislamiento del niño en su casa (para prevenir la propagación) y la búsqueda de medidas de confort (antitérmicos para la fiebre, lavados de ojos frecuentes, luz tenue y abundante ingesta de líquidos como medida de prevención de la deshidratación).

Como es una enfermedad de declaración obligatoria, hay que acudir al pediatra para que confirme el diagnóstico.

La mejor medida para la prevención es la vacunación. En España es una vacuna sistémica, es decir, incluida dentro del calendario vacunal, que se administra incluida dentro de la vacuna Triple Vírica (junto con la de las paperas y la rubeóla). Esta vacuna es muy eficaz, ya que la inmunidad que se produce tras la administración de la primera dosis es del 90%.

Si se quiere ampliar la información, se puede consultar el siguiente enlace, en una web de la AEPap: http://www.familiaysalud.es/sintomas-y-enfermedades/infecciones/enfermedades-exantematicas/sarampion

Y en este enlace de la AEP: http://enfamilia.aeped.es/temas-salud/sarampion