Aunque todavía estamos en invierno, con la llegada de el buen tiempo, se están empezando a ver por algunas zonas de Madrid las orugas procesionarias (Thaumetopoea pityocampa). A lo mejor por el nombre nos cuesta identificarlas, pero seguro que con la siguiente imagen no.
Estas orugas se suelen encontrar en parques y jardines donde haya pinos y cedros, y se localizan en suelo, ramas y troncos de estos árboles.
Se caracterizan por ser de color negro en su cabeza y piel y grisáceos en sus costados. Además, presenta unos pelos o filamentos rojizos (tricomas), que, debido a su toxicidad, van a ser los causantes de lesiones en aquel que entre en contacto con ellos. El nombre de procesionarias les viene de la forma que tienen de desplazarse, ya que van unidas formando una fila, que se puede asemejar a una procesión.
Es muy importante conocerlas y saber cómo actuar frente a ellas, ya que la población infantil es especialmente susceptible a verse afectada por estas orugas, probablemente por su curiosidad o por jugar en las zonas donde se encuentran estos insectos.
Tras el contacto con ellas pueden aparecer lesiones cutáneas que pican mucho (muy pruriginosas) o que dan sensación de ardor y escozor, que están algo elevadas y enrojecidas y que se suelen localizar en las zonas expuestas. Estas lesiones suelen desaparecer a las 24h del contacto, aunque si se desarrolla un ezcema irritativo, puede durar unos días. También puede manifestarse alergia, urticaria generalizada y conjuntivitis. En muy pocas ocasiones puede cursar con inflamación de las vías respiratorias.
Cuando sí que se convierte muy peligrosa es en caso de que se ingiera (situación mucho más frecuente en animales), ya que se acumula toda su toxicidad y puede producir necrosis en la garganta.
Cuando sí que se convierte muy peligrosa es en caso de que se ingiera (situación mucho más frecuente en animales), ya que se acumula toda su toxicidad y puede producir necrosis en la garganta.
El mejor medio para la prevención es evitar pasear por zonas arboladas donde se sospeche que pueda haber de estas orugas, y si se hace, que sea con ropas que cubran el cuello y manga larga. Hay que tener especial precaución los días que hace mucho viento.
Si se ve una procesión de orugas, nunca hay que molestarlas (ni tocarlas ni barrerlas), ya que esto levantaría miles de dardos urticantes.
En las zonas donde haya de estas orugas, se debe evitar recoger objetos del suelo (piñas, leña...) y remover la tierra.
En caso de que se llegue a producir alguna lesión, se debe lavar bien la zona con abundante agua y aplicar frío local, por su alto poder antiinflamatorio.
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