La gripe es una enfermedad respiratoria aguda producida por virus. Este virus pertenece a la familia del Orthomyxoviridae y puede ser de 3 tipos, A, B o C, siendo los más habituales el A y el B y siendo también los que suelen producir las epidemias. Estos virus no son estáticos, es decir, se van modificando tras sus mutaciones o reordenaciones genéticas. Esto es lo que explica que cada año sea precisa la vacunación frente al virus de la gripe, ya que cada año es algo diferente al anterior.
Es considerada como una enfermedad estacional, es decir, que en zonas de clima templado se produce durante el invierno. En las zonas tropicales puede darse durante todo el año.
Se caracteriza por aparición de fiebre alta de inicio súbito, tos seca con abundantes secreciones nasales, malestar generalizado acompañado de dolor muscular y de articulaciones (similar a la fatiga tras un gran ejercicio físico realizado) y dolor de cabeza y garganta. Aunque la tos puede llegar a permanecer durante más de 2 semanas, normalmente el resto de los síntomas desaparecen en menos de una semana.
Si la gripe se complica o afecta a personas con el sistema inmunitario más debilitado, puede convertirse en una enfermedad grave como puede ser una neumonía, miocarditis, pericarditis, encefalitis..., conllevando incluso la muerte. En el caso de los niños menores de 6 años, una de las complicaciones más frecuentes es la Otitis Media Aguda.
Las personas más susceptibles de sufrir complicaciones o agravación de la enfermedad son los inmunodeprimidos, personas con neumopatías o cardiopatías crónicas, embarazadas, bebés de 6 a 59 meses, embarazadas, ancianos y personal sanitario.
Su forma de transmisión es a través del contacto con las gotas expulsadas tras la tos, estornudos... Estas gotitas pueden permanecer el ambiente y ser respiradas por otras personas a través de la nariz o de la boca, o transmitirse a través de las manos (p.e. tras estornudar y ponerse la mano, ésta se ha mojado y si no se realiza un adecuado lavado de manos, se lo podemos transmitir al tocar a otra persona u objeto, contaminándolos). Se transmite desde el día anterior al comienzo de los síntomas hasta 5-7 días después, aunque los niños lo pueden transmitir hasta más de 7 días después de la aparición de la enfermedad.
Dentro de las medidas de prevención existentes, destacan un correcto lavado de manos (especialmente importante tras el contacto con objetos y superficies potencialmente contaminados) y la vacunación. Otras medidas son una adecuada ventilación de las habitaciones (al menos durante 1 minutos), taparse la boca al estornudar o toser (si se puede con un pañuelo de papel desechable, para evitar la contaminación de otras personas) realizando una adecuada higiene de manos justo después y protegerse de los contrastes de temperatura.
Para finalizar, dejo un enlace de la Comunidad de Madrid sobre la actuación frente a la gripe: http://www.madrid.org/cs/Satellite?c=CM_Actualidad_FA&cid=1354630806835&language=es&pagename=ComunidadMadrid%2FEstructura&pid=1109265463020
Comentarios
Publicar un comentario